Las otitis y los aviones (desde el punto de vista de un médico)

Leticia Romero es médico de familia en Almería. Le hemos pedido su opinión como experta sobre un tema que nos inquieta mucho a los padres que viajamos con cierta frecuencia en avión con los niños: las otitis. Como respuesta, nos ha escrito este fantástico post sobre el tema. Esperamos que os sirva de ayuda.

«La otitis media es una inflamación del oído medio. Una cavidad llena de aire del tamaño de un guisante que limita con el oído externo a través del tímpano y con la garganta, a través de la Trompa de Eustaquio.
En los niños son bastante frecuentes estos procesos, que aumentan en los que no han recibido lactancia materna, y en la mayoría de los casos se deben a las repetidas infecciones de las vías altas respiratorias, en las que se obstruye la Trompa de Eustaquio.
Cuando se produce una otitis media, hay acúmulo de secreciones y mucosidad en el oído medio proveniente de la garganta y en estos casos coger un avión puede ser un problema. Más que el avión en sí, el aterrizaje. Ya que se produce un aumento brusco de presión que puede ocasionar la perforación de la membrana timpánica. Aunque esto no ocurra, ese aumento de presiones es muy doloroso, por lo que es muy habitual que los niños y bebés que presentan algún catarro lloren durante el aterrizaje. En los niños más mayores se puede prevenir mascando chicle, pero en los más pequeños no se pueden compensar esa diferencia de presiones. Por lo que habría que valorar el riesgo/beneficio.
En cualquier caso el tratamiento suele ser antibiótico vía oral, y antiinflamatorio para los síntomas. En algunos casos, en los niños que presentan otitis de repetición se indica un tratamiento quirúrgico con colocación de drenajes timpánicos, que permite la igualación de las presiones de forma constante y evita el acúmulo de secreciones en el oído medio.»

Como reflexión añadiré que es una responsabilidad más elegir un viaje en avión con niños, ya que no resulta beneficioso para nadie concluir o comenzar un viaje con una otitis, o teniendo que operar al pequeño para que le drene el tímpano.

La ingesta de medicamentos es algo que también conviene medir y realizar con responsabilidad. Son todos estos riesgos evitables si se tiene en cuenta que se viaja con un niño pequeño, y que posteriormente estos daños también tendrán que ser reparados (lo que es igualmente «trabajoso» para los padres). En ocasiones conviene hacer un viaje más largo y agotador en otro medio de transporte (si se puede) que exponer al pequeño a una otitis.